Une personne peut m'aider svp si quelqu'un passe par là
1 Un rey, desconfiando de las mujeres, se enamora¹ perdidamente de una pastorcilla²-llamada Griselda. Loco de amor, decide casarse con ella, así que va a pedirle la mano al padre, quien acepta muy sorprendido y emocionado. A los pocos días se casan³ y, unos meses después, tienen una hija; le ponen de nombre Esperanza. 5 Al cabo de un tiempo, un día, el rey ve a Griselda hablando con un pastor y, enloquecido por los celos, ordena matarlo. Para castigarla a ella, la expulsa de palacio, y además le arrebata a su hija Esperanza y la entrega en un convento. Pero Griselda tiene suerte porque una anciana mujer, le revela el paradero de su hija y puede seguir viéndola a escondidas. El rey, por su parte, no vuelve a verla mas porque así se lo piden los monjes del convento en el momento de entregarla. 10 Dieciocho años más tarde, el rey vuelve a enamorarse de otra mujer mucho más joven que él. Pero esta vez no llega a casarse con ella porque descubre la identidad de la joven cuando un día la ve hablando con Griselda. En ese momento el rey se da cuenta del enorme parecido de ambas mujeres y lo comprende todo cuando las ve abrazarse con lágrimas en los ojos. El rey, arrepentido, les pide perdón. Ellas, enternecidas, lo perdonan y aceptan volver a vivir con él. El resto de sus vidas son felices y comen perdices.
Transforma el siguiente texto en el passado Merci à celui qui maide svp j'aurais vraiment besoin d'aide sur ça
Un rey desconfiaba de las mujeres, pero se enamoró perdidamente de una pastorcilla llamada Griselda. Loco de amor, decidió casarse con ella y fue a pedirle la mano al padre, quien aceptó muy sorprendido y emocionado. A los pocos días se casaron y, unos meses después, tuvieron una hija a la que pusieron de nombre Esperanza.
Al cabo de un tiempo, un día, el rey vio a Griselda hablando con un pastor y, enloquecido por los celos, ordenó matarlo. Para castigarla a ella, la expulsó del palacio y, además, le arrebató a su hija Esperanza y la entregó en un convento. Pero Griselda tuvo suerte porque una anciana mujer le reveló el paradero de su hija y pudo seguir viéndola a escondidas. El rey, por su parte, no volvió a verla más porque así se lo pidieron los monjes del convento en el momento de entregarla.
Dieciocho años más tarde, el rey se volvió a enamorar de otra mujer mucho más joven que él. Pero esta vez no llegó a casarse con ella porque descubrió la identidad de la joven cuando un día la vio hablando con Griselda. En ese momento, el rey se dio cuenta del enorme parecido de ambas mujeres y comprendió todo cuando las vio abrazarse con lágrimas en los ojos. El rey, arrepentido, les pidió perdón. Ellas, enternecidas, lo perdonaron y aceptaron volver a vivir con él. El resto de sus vidas fueron felices y comieron perdices.
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Un rey desconfiaba de las mujeres, pero se enamoró perdidamente de una pastorcilla llamada Griselda. Loco de amor, decidió casarse con ella y fue a pedirle la mano al padre, quien aceptó muy sorprendido y emocionado. A los pocos días se casaron y, unos meses después, tuvieron una hija a la que pusieron de nombre Esperanza.
Al cabo de un tiempo, un día, el rey vio a Griselda hablando con un pastor y, enloquecido por los celos, ordenó matarlo. Para castigarla a ella, la expulsó del palacio y, además, le arrebató a su hija Esperanza y la entregó en un convento. Pero Griselda tuvo suerte porque una anciana mujer le reveló el paradero de su hija y pudo seguir viéndola a escondidas. El rey, por su parte, no volvió a verla más porque así se lo pidieron los monjes del convento en el momento de entregarla.
Dieciocho años más tarde, el rey se volvió a enamorar de otra mujer mucho más joven que él. Pero esta vez no llegó a casarse con ella porque descubrió la identidad de la joven cuando un día la vio hablando con Griselda. En ese momento, el rey se dio cuenta del enorme parecido de ambas mujeres y comprendió todo cuando las vio abrazarse con lágrimas en los ojos. El rey, arrepentido, les pidió perdón. Ellas, enternecidas, lo perdonaron y aceptaron volver a vivir con él. El resto de sus vidas fueron felices y comieron perdices.